//Un recorrido digital por las rutas de los expedicionarios

Un recorrido digital por las rutas de los expedicionarios

Alberto Gómez, profesor titular del Instituto de Genética Humana de la Javeriana, cuenta cómo se generó GeoÁtico, un portal que reúna en un solo lugar la información disponible sobre expediciones científicas y viajes de valor histórico, como las encabezadas por Mutis y Humboldt.

Imagine seguirles los pasos a las expediciones científicas que marcaron la historia de Colombia en un mapa interactivo y de acceso público.

Esta idea se hizo realidad con GeoÁtico, una apuesta de la Pontificia Universidad Javeriana que fue donada a la Comisión Mutis.

Alberto Gómez Gutiérrez, profesor titular del Instituto de Genética Humana de la Javeriana, nos contó cómo nació esta apuesta y se refirió a la importancia de Mutis y su visión de las exploraciones en el futuro.

¿Cómo surgió la idea de crear GeoÁtico?

El portal de georreferenciación digital de las expediciones científicas surgió por la necesidad de poner a disposición del público los documentos y hallazgos de los viajeros del pasado, que típicamente quedan en bibliotecas de muy difícil acceso; y aunque se tenga acceso, no es clara la referencia geográfica, por eso era muy práctico tener un portal donde se describiera la ruta exacta con el apoyo de una imagen digital. Típicamente los mapas de las expediciones se presentan como si la gente hubiera viajado en avión y no atienden a los relieves.

¿Qué los motivó para tener en cuenta las condiciones geográficas de las expediciones?

Colombia es un país de cordilleras donde las alturas son determinantes, cualquiera se da cuenta de cómo cambia la vegetación entre el páramo y el mar. Era muy importante revelar esa relación tridimensional del país que fue, es y será tan importante, tanto como para que Humboldt haya concretado tal vez su idea más importante, la geografía de las plantas. Las plantas no son iguales en todas las alturas, la biogeografía no se puede concebir sin la orografía, o los relieves del planeta. 

¿Cuál fue la primera expedición que se registró en el portal?

La Helvética, de los investigadores suizos Otto Fuhrmann y Eugene Mayor, que vinieron a Colombia en 1910. Ellos hicieron colectas y un recorrido muy interesante que quedó en un libro de 1.200 páginas, que solo se conseguía en Suiza; Colombia no tenía cómo saber qué hicieron. Ese es un buen ejemplo de cómo eventualmente la información se pierde en los sistemas de archivos.

De la Expedición Helvética salió un libro, pero las crónicas de los viajes y los lugares de las colectas de animales, vegetales y minerales se sistematizaron para la visualización; así, una persona da clic en la ruta y aparece la información de la muestra recolectada en ese lugar específico. Con este sistema se busca cambiar la forma en que se archivan, informan y difunden las expediciones científicas.

¿Cuáles fueron los principales retos para hacer realidad el portal?

Básicamente entender las herramientas de la geomática, que es la ciencia que asocia la geografía con la informática. No queríamos que las exploraciones terminaran en un libro, queríamos georreferenciar, el principal reto fue entender las herramientas y contar con el equipo técnico y académico capaz de hacerlo. El principal protagonista fue Fernando Salazar Holguín, quien fundó la empresa SiGaia, y fue la persona que hizo posible el desarrollo. Además, nos apoyamos en dos personas fantásticas del Centro Ático, Mauricio Cubides y Ómar Rivera, los brazos técnicos de cómo diagramar y codificar esta información usando softwares sofisticados en ArcGis.

Cuando una persona visita el portal, ¿qué encuentra?

Depende del visitante. Cuando hay un interés específico en una expedición determinada, una persona que dice “quiero saber exactamente por dónde pasó y qué hizo X expedición”, eso requiere un a priori. Pero también aprovechar los buscadores, como Google. Por ejemplo, si los suizos o Mutis o Humboldt colectaron una planta o un animal, como el pez Astroblepus grixalvii, alguien hace esa búsqueda en línea y uno de los resultados lo direcciona al portal. Alguien puede llegar ‘de carambola’ para encontrar recursos que normalmente están asociados a libros y estanterías muy difíciles de acceder. Incluso teniendo acceso a las librerías es difícil saber exactamente en qué página de qué libro están las cosas.

Imagínese buscar en línea una especie cualquiera y que el resultado fuera, eso está en X página de X libro en X estantería, eso es lo que creo que será muy útil. Personas de muchos países han entrado al portal, la mayoría debe llegar por búsquedas relacionadas.

¿Por qué es tan difícil acceder a esa información de expediciones históricas?

Principalmente porque eran documentos que se producían en pocas copias. Yo encontré en París un diario de viaje de Francisco José de Caldas donde relata lo que hizo entre 1802 y 1805 en Ecuador, antes de llegar a Bogotá, antes de conocer a Mutis; ese documento estaba en un librero de antigüedades, una sola copia. Hemos perdido información registrada en una sola copia. 

El propósito del portal es no dejar eso en una biblioteca súper especializada en Estados Unidos o París o el Banco de la República, sino en un portal al que se pueda acceder desde cualquier lugar. Entre otras eso protege el documento, no habría manipulación con cada consulta de un recorrido.

¿Cómo han logrado alimentar la información al portal para que sea tan detallado?

Hasta el momento ha sido con ayuda de otras instituciones. Por eso es tan importante donar este portal a una red de universidades como la de la Comisión Mutis. Es bueno que la red tenga acceso. Por ejemplo, hay un investigador en la Universidad de los Andes que está trabajando una expedición norteamericana que vino en el siglo XX a colectar pájaros, a él le interesa hacer el trayecto exacto y saber qué encontró en cada lugar. Entonces va a las universidades y colecta la información, lo ideal sería encontrar un solo recurso con esa expedición.

El portal está centrado en viajeros y el usuario puede desplegar la expedición que le interese, pero también puede hacer una búsqueda combinada, ver por dónde pasaron todas las expediciones del portal, o buscar un lugar específico, como Honda en el Tolima, y ver cuáles expediciones pasaron por ahí. Un historiador de Honda podría encontrar qué dijeron los expedicionarios históricos, básicamente todos pasaron por Honda cuando el Río Magdalena era el eje.

¿Quién compondrá el comité ahora que el portal es de la Comisión Mutis?

La idea es que no dependa de la Javeriana. Uno entiende que la universidad A no quiere montar la información que produce en el portal de la universidad B, hay que atender a esa sana rivalidad académica. Es como si le pedimos a un jugador de fútbol que juegue en su equipo rival, eso no va a pasar, pero si es la selección nacional, todos van a jugar. Una vez la Comisión reciba esta donación, que determinó el padre Peláez, rector de la Javeriana, quien dijo que quería poner el portal a disposición de las universidades, pero no de cualquier manera, sino en la Comisión Mutis, y será ella misma la que defina el comité interinstitucional que valide las nuevas expediciones que se publican.

¿Cómo es el proceso para ceder los derechos a la Comisión?

Son tres fases; la primera, el anuncio; el padre Peláez informó en la reunión de la Comisión que la Javeriana había determinado donar el portal y la Comisión debía aceptarlo. Y gustosa lo hizo.

Ahora se hizo un convenio jurídico de cesión de derechos patrimoniales, no morales; los morales son de los creadores y son indefinidos, pero los patrimoniales pasan a ser propiedad de la Comisión, una vez lo acepta; allí se conocen los nombres de los que serán los depositarios o propietarios del portal para buscar financiación, definir comités y todo lo relacionado con el funcionamiento.

¿Por qué separar el trabajo de Mutis en tres fases para subirlo al portal?

Las expediciones de viajeros extranjeros son de corta duración, los suizos estuvieron tres meses. Resulta que Mutis estuvo 48 años en Colombia, en nuestra rigurosidad no queremos poner un popurrí, entonces vamos a ir por fases. Con los suizos pudimos hacer un solo trayecto porque la ruta de los tres meses era clara, ellos mismos hicieron mapas, y sus colectas estaban claramente asociadas a los lugares donde las encontraron; pasó lo mismo con Humboldt, en total estuvo un año, tres meses en el Orinoco, nueve meses entre Cartagena y la frontera sur de lo que hoy es Colombia, fue muy específico de dónde recolectaba qué, entonces tenemos información muy cierta.

El caso de Mutis es especial. No solo porque la información de 48 años es abundante, sino porque tuvo tres fases muy distintas. Después de haberse formado como médico, y de haber viajado con el virrey Pedro Mejía de la Cerda, llegó en 1760 a Cartagena, y estuvo, entre 1760 y 1783, tratando de que el rey le financiara la expedición botánica. Se piensa que la expedición fue desde que llegó hasta que se murió y no. Finalmente, con la ayuda del virrey Caballero y Góngora, la aprobaron en 1783. Por eso nos parece muy adecuada ese fase uno, qué hizo antes de que le aprobaran el proyecto.

Una vez aprobado se quedó en Mariquita y trabajó hasta 1791, esa es la segunda fase; en ese momento el virrey le dice: usted por qué esta por allá, venga, le estamos dando mucha plata y quiero saber qué está haciendo. Ahí Mutis se traslada a Santafé. Una segunda fase clarísima de colectar, y donde comenzó a hacer la pintura, que fue el principal legado de la expedición. Luego en Bogotá se encontró con otros ilustrados, como Jorge Tadeo Lozano, Francisco Antonio Zea y Enrique Umaña Barragán… todos le ayudaron en ese trabajo desde 1791 hasta que murió en 1808.

¿Cuál fue el papel de Mutis en impulsar las ideas de ilustración en Bogotá?

Ha sido un aspecto muy controvertido, qué tanto fue o no un precursor de los patriotas. En realidad, él era un español que estaba aquí trabajado para el Real Jardín Botánico de Madrid. Cuando llegó se entusiasmó con los recursos locales, eso fue un empuje a los neogranadinos para saber que no tenían que depender de España, que había recursos locales; el hecho de apreciar lo local fue el principal estímulo, no explícito, pero tácito de José Celestino Mutis en una generación que hoy se conoce como de los ilustrados neogranadinos, de esta élite, que incluye a Caldas, que siguieron el dictamen de Mutis de conocer y apreciar lo local.

¿Cuál ha sido el impacto de Mutis en la ciencia colombiana contemporánea?

Yo veo un vínculo directo. Las expediciones Colombia Bio son botánicas, se llama expedición botánica pero no quiere decir que no se estudiarán animales. Jorge Tadeo Lozano hizo un trabajo muy importante sobre las serpientes, él estaba encargado de la zoología, la mineralogía era también importante. Esas nuevas expediciones siguen de alguna manera el modelo de la expedición botánica.

¿Por qué no se concretó la propuesta de Belisario Betancur de una segunda expedición botánica?

Estuvo muy bien en los años 80 en la presidencia de Belisario que se tratara de retomar a Mutis, entre otras cosas porque había sido completamente olvidado en el mundo. En los años 50, Enrique Pérez Arbeláez y otros académicos insistieron en sacar a la luz pública los dibujos de la expedición botánica; esos dibujos estaban archivados en Madrid hasta que lograron un convenio entre Colombia y España para financiar los libros sobre la flora de la Real Expedición Botánica. 

Estaba bien seguir esa tradición, él como presidente pensó que habría tenido el apoyo de España. Hoy en día no dependemos, como antes de la Independencia, de España. Las expediciones Colombia Bio se financian propiamente por el Gobierno y hay muchos gobiernos del mundo que están aportando, no solamente recursos, sino investigadores para las nuevas expediciones.

¿Cuál es el valor de repasar las expediciones históricas y hacer nuevas expediciones en Colombia?

Hay que seguir conociendo lo que hicieron los investigadores del pasado. No necesariamente se conoce. Yo tuve la experiencia de trabajar por años a Humboldt, el viajero más reconocido, resulta que había mucho por descubrir en esa investigación de hace más de 200 años. 

Ahora, el planeta no está descrito en el 100%. Recientemente tuvimos un proceso de paz que abrió unas zonas que antes eran incógnitas. Valdría la pena hacerse preguntas como cuántas especies nuevas se han encontrado en las expediciones en estos últimos años. Todavía hay mucho por descubrir, así a veces parezca que ya se conoce todo.

¿Qué prácticas de Mutis deberíamos recuperar para aplicar en la forma en la que se investiga hoy?

Algo que me sorprende enormemente es ver cómo se olvidó una parte tan importante de la labor de Mutis, como la escuela de pintura. Las universidades deberíamos recuperar esa iniciativa de formar a la juventud en unos procesos y mecanismos tan rigurosos como los de Mutis. Las láminas de la Expedición Botánica son fantásticas, y no había un solo español, todos neogranadinos, quiteños, esencialmente locales como Francisco Javier Matiz o Salvador Rizo. El mismo Humboldt dijo que Matiz era el mejor dibujante de plantas del mundo. 

El principal aspecto que deberíamos tratar de imitar y recuperar de Mutis es la formación de escuela. Es triste que la ilustración botánica sea tan restringida y olvidada. Si hoy hubiera un Mutis, su traducción contemporánea debería ser hacer una escuela de georreferenciación a la manera de la escuela de dibujo.

¿Cuál es el futuro de GeoÁtico?

Me gustaría que se socializara y utilizara una gradilla que construimos para georrecolectar con datos mínimos, como altitud, longitud, latitud, especie y temperatura; que esa información se pudiera colgar muy rápido en el portal. Quisiera democratizar y ‘desacademizar’ el portal en el futuro. Llegar a que las personas puedan captar, registrar y publicar información. Que no sea restringido a la validación, sino que puedan captarse datos crudos entre los que se encuentren patrones o datos clave.